Bob Dylan Rainy day Women
Cuando me asomé a la ventana para contemplar el final de la tormenta no encontré nada insólito en el paisaje. Hacía apenas unos minutos que el viento y la lluvia lo habían dejado todo patas arriba, - una molesta alianza – pensé mientras observaba al anciano que parado junto al paso de cebra intentaba reparar la concha mutilada de su paraguas. Tras forcejear con el mecanismo el hombre había optado por desprenderse del amasijo de varillas lanzándolo a un contenedor, luego había desaparecido por una esquina, maldiciendo, y en ese punto cesó la tormenta pero el viento se había quedado incordiando a las ramas de los árboles.Contemplé luego la plazoleta, con mi recién estrenado título bajo el brazo y no sentí ni un atisbo de emoción, absolutamente nada, salvo pereza y ganas de emborracharme. Un nutrido grupo de niños reanudaban sus juegos allí abajo y las palomas volvían a batallear sobre las migajas esparcidas por el suelo, más allá el cielo cobrizo abrigaba al paisaje invernal, desapareciendo en un horizonte brumoso, casi inalcanzable, allá donde el sol de las cinco se difuminaban entre la niebla que pronto lo envolvería todo.Pasaban coches, de los portales salían racimos de gente retomando el trayecto malogrado por la tormenta. La tarde se quedó suspendida entre el aroma a eucalipto y tierra mojada. Me acordé entonces del judío errante y busqué el Blonde on Blonde entre los discos que ya estaban criando polvo en el estante. Tenía una melodía pegada en los labios que me había acompañado durante todo el día, cuando Dylan empezó a cantar voceé con él el estribillo: “ But I would not feel so all alone, Everybody must get stoned “
4 comentarios
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LOCO69 -
Creo que en vez de acordeón tocaba el violón, ¿me equivoco?
copo del bien -