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Pink Floyd Another brick in the wall Pt1.

Alguna trastada debí cometer aquella mañana para quedarme sin recreo, ahora ya no me acuerdo, pero todavía estoy viendo a don Bonifacio con su prominente tripón y su mostacho leonino extendiéndome el dedo índice desde el quicio de la puerta.

 

 - No te muevas de tu sitio – exclamó, y acto seguido cerró la puerta del aula con llave. Entonces me quedé sentado en mi pupitre, dispuesto a desenvolver con resignación el envoltorio del bocadillo de Mortadela. Había un silencio sepulcral, apenas interrumpido por el jaleo del patio que se colaba entre unos ventanales tan altos que parecían tragaluces en lugar de ventanas.

 

Había pasado ya un cuarto de hora y me había dedicado a deambular por todos los rincones del aula, sentándome en la mesa del profesor, robándole un par de pinturas a mi compañero Rodrigo, incluso me había acercado al perchero empotrado para olisquear la bufanda de Isabel, mi primer amor.

 

En medio de aquella soledad tan sonora, deseando como nunca estar en el patio con mis compañeros, sentí unas irrefrenables ganas de mear. Atravesé como un tiro el aula y me acerqué a la puerta para accionar el pestillo, o llegaba pronto al urinario o me meaba los pantalones. Como era de esperar el pestillo no cedió, me acordé entonces de la madre de don Bonifacio y empecé a bailotear y a flexionar las rodillas como un poseso. El bailoteo no surtió efecto, un berrinche tampoco hubiera tenido mucho sentido sin testigos alrededor, en todo caso mi vejiga se había dilatado tanto que un dolor mortífero empezó a acosarme el vientre. Ahora estaba desesperado y examinaba el aula en busca de algún rincón en donde aliviarme a pesar de la reprimenda que me iba a caer. Reparé en la papelera que estaba junto a mi pupitre y  corrí hacia ella como una exhalación. Estaba pegada a la pared, rebosante de recortes de cartulina y lascas de pinturas de cera, revolví el interior con la mano para hacer hueco y a continuación me arremangué el babi por los bajos. Solté una meada tan caudalosa que en sus últimos estertores terminó por salpicar la pared encalada del aula, buena la había armado, una cuña de humedad con el perfil de una montaña se había quedado impresa en la pared.

 

Me senté de nuevo en mi pupitre, muy apesadumbrado. Volví la vista hacia la papelera, desde la distancia el manchurrón era aún más llamativo, quedaban dos minutos para que el recreo se terminara y estaba allí contemplando la meada con inquietud, no había solución, sólo restaba esperar a que pasara la última hora y volver a casa. Fuera sonó el silbato de recogida y en pocos segundos el aula volvió a ocuparse, aquel día habían pasado multitud de acontecimientos extraordinarios en mi ausencia, mis compañeros juraban que había sido el mejor recreo del Curso y que yo me lo había perdido, lamentablemente esta circunstancia se ha ido repitiendo a lo largo de mi vida, siempre que la pandilla se ha reunido sin mi presencia ha sucedido algo extraordinario, qué se le va a hacer… pero aquella mañana no me importaban los chismorreos del patio por muy extraordinarios que hubieran sido, tan sólo contemplaba mi meada de soslayo, muerto de miedo, mientras don Bonifacio deambulaba por los pupitres recitando un dictado.

 Cuando llegó a mi altura se detuvo un momento frente a la papelera de mi delito, me había pillado, examinó el manchurrón de la pared y al punto me miró, no dijo nada, siguió recitando el dictado consciente de que la había cagado encerrando a un niño meón en el aula.

 Al terminar la clase recogí apurado mis libros y me dispuse a salir con toda la premura que mi vergüenza me estaba proporcionando, don Bonifacio me salió al paso en la puerta:

 

-          ¿Podías haberme dicho que te hacías pis antes de quedarte encerrado?

 Yo no contesté, no tenía réplica, tampoco la sigo teniendo, pero aquel día aprendí una de las lecciones más instructivas que he recibido nunca por parte de un superior, ellos son tan patosos como los lerdos a quienes subyugan, también cometen equivocaciones, pero no pagan por ellas, nadie está encima de su cogote para imponerles un castigo o una reprimenda. 

 

11 comentarios

Copo del bien -

pero entonces por qué estaba Venom tomando una copa en el suelo del Herminios este viernes?

VENOM -

Creo que usted delira, señor rictus, si eso fuera verdad ya me dirá dónde y cuándo, usted no me ha conocido hasta el momento que puse una letra en su blog. Creo que tiene un problema con el inconsciente colectivo de Young, y una dislexia galopante.

rictus -

Joder, todos llevamos un trauma entres las piernas, el mío la incontinencia urinaria, el de loco los borradores volantes, mescalina no puede ver una aceituna a menos de diez metros, copito encalló en su infancia a bordo de la Dorada, Elric busca chuloputas en el diccionario y ve mi estampa al lado de la definición, y venom....me temo que la primera vez que usted y yo nos hemos comunicado no ha sido a través de este canal.

ELRIC -

Yo conocí en el cole a rictus y más bien era un poco chulo de putas, se ve q espabilo desde esta historia q nos cuenta

Mescalina -

QUE ASSSSSSSSSSCOOOOOOO

copo del bien -

aquí estoy,he pasado unos días algo locos,arreglando los papeles para que traigan a mi ciudad "La Dorada" desde Nerja,hablando con el alcalde y el incompetente de Zapatero,para ver si se puede arreglar el traslado cuando antes mejor,pero me está costando Dios y ayuda,cojones!
Por cierto,sabéis que en el cole a Rictus le llamaban "el mortadelo"? yo siempre me pregunté el por qué de dicho mote ya que ciego no era.Hoy he descansado.Todo se debía a esos bocadillos de mortadela,amigo Rictus.Ahora me asalta otra duda,la Mortadela llevaba aceituna? Es para cambiarle el mote y llamarle de ahora en adelante "el olivo"

Mescalina -

ALUIEN SABE QUE HA SIDO DE COPO DEL BIEN???
ESE PERSONAJE ENTRAÑABLE POR FAVOR...

VENOM -

Influyó mucho este acontecimiento en su vida, señor rictus? Se puede llegar a comparar con la primera vez que usted me leyó?

LOCO69 -

Je,je,
y tenía puntería el muy cabrón...
je, je
qué tiempos!

LOCO69 -

Muy buena, mr rictus!

Yo tenía uno que, entre otras excentricidades, me lanzaba los borradores sin avisar desde el otro extremo del aula.

saludos meones

Mescalina -

Buena The Wall