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The Doors Summer´s Almost Gone

Estábamos Jeremías y yo acodados en el mostrador del café Gijón, recogiendo las cenizas del verano, contemplando somnolientos el puesto inhabitado del cerillero anarquista. Jeremías se revolvió en su banqueta y se acercó a leer la placa: “Aquí vendió tabaco y vio pasar la vida Alfonso, cerillero y anarquista. Sus amigos del café Gijón “, luego regresó para apurar su chupito de hierbas.

Serían las tres de la tarde, finales de verano. El café nos había recibido con una bofetada de silencio acentuada aún más por su aspecto sucio y avejentado, la ausencia de decoración era alarmante, de una austeridad incómoda, llena de lamparones y puntos ciegos. A veces una bombilla, o la salpicadura de una placa de latón rememorando el nombre de gente que ni el loco ni yo conocíamos. Para colmo el aspecto de sus baños no difería mucho al de una letrina de estación.

Nos estábamos preguntando si aquello formaba parte de un plan prefabricado, si pudiera tratarse de un brillo de sobriedad española para deslumbrar a los turistas europeos, esos que toman Madrid y sudan en sus tabernas y espectáculos nocturnos mientras su extenuada población ha emigrado a la costa en estampida.

El caso es que allí estábamos, recogiendo las cenizas del verano, y observando el traqueteo desganado de los camareros, hombres galantes y canosos, todos uniformados y al borde de la prejubilación.

La mayoría de la clientela se repartía por la terraza de Recoletas, en el interior apenas dos mesas ocupadas, una por un turista alemán que le estaba dando la merienda a una de sus hijas, y la otra por un figurín español, muy estirado y acompañado de una mujer de unos treinta años, vestido ceñido, pose chulesca, muy segura de gustar.

De manera que allí estábamos, recogiendo las cenizas del verano, mientras fuera la gente se arracimaba por la Castellana para ver la última etapa de la vuelta ciclista, mientras las niñas guardaban sus bikinis en el armario y cubrían resignadas su bronceado con los primeros fríos de septiembre.

- El verano es a las mujeres lo que la navidad a los niños– le dije a Jeremías.

 - Adiós verano, adiós -, recitó mientras el camarero le reponía el vaso de chupito.

 

3 comentarios

VENOM -

Sinceramente pensé que se trataba de un colega mío, con dificultades para aprender su idioma, pero viendo que tardaba demasiado en aprenderla, debí suponer que se trataba de un simple humano. Lástima que fuera usted y su jugueteo con los números.
Estoy convencido de que se acaba de esfumar uno de los grandes mitos sexuales de la presente época

LOCO69 -

Tengo entendido que la placa del fulano la pagaron una caterva de primeros espadas encabezados por Pérez Reverte.
Habría que decir aquello de Winter almost gone, para volver a renacer en primavera, entonando, WAITIN FOR THE SUN, viejo.

NOTA: El gran V109, al que todos veneráis, es el que suscribe, pero desde otro ordenador que no tiene bulo para teclear en este blog.
¿Hemos acabado con otra fantasía erótica, chicas?

Summeeer almost gooone, lizard

V109 -

dialno; snprtz